jueves, 7 de febrero de 2013

¿MORENO ESTA PENSANDO EN UNA NUEVA "JUNTA NACIONAL DE GRANOS"?


El blue sube, los sojadólares no aparecen

En el campo temen que el Gobierno avance con una "Junta Nacional de Granos". Cuando Moreno dijo que "no veía mal un dólar a $6", el Ejecutivo se compró un problema. Porque dejó entrever que apuraría la suba del dólar oficial. Productores sacan cuentas y estiman un paralelo a $9. Entonces optan por amarrocar mercadería, justo en momentos en que la plaza está seca de divisas   



07/02/2013
Por Juan Diego Wasilevsky

Días atrás, cuando el secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno, dejó entrever la posibilidad de que el dólar oficial alcance los $6 hacia finales de año, desde algunos sectores aplaudieron la medida y la tomaron como una suerte de sinceramiento por parte del Gobierno respecto de la pérdida de competitividad que viene afectando al sector productivo.

En este sentido, desde la Unión Industrial Argentina (UIA), su vicepresidente, Carlos Sacco, se mostró entusiasmado con la intención oficial y hasta consideró "lógica" tal decisión, dados los crecientes problemas que tienen las empresas para colocar su producción en los mercados externos.

Sin embargo, con las declaraciones realizadas por el funcionario sobre el futuro del billete verde, el Gobierno no hizo más que comprarse un nuevo problema.

No es para menos, el hecho de que se haya blanqueado esta idea de avanzar con una devaluación del 20% a lo largo de 2013, en un contexto en el que cada vez más expertos señalan la posibilidad de que el "blue" siga su movimiento ascendente hasta alcanzar los $9 en diciembre próximo, se convirtió en un nuevo desincentivo para el sector rural a la hora de desprenderse de la producción de soja, considerada más que nunca por el Ejecutivo como el "oro verde".

Según los analistas consultados por iProfesional.com, la gran brecha -del 60%- que se generó entre el dólar paralelo -rozando los $8- y el oficial terminó derivando en un claro desaliento para los ruralistas, que están decididos a quedarse "sentados" sobre el "yuyito" a la espera de que mejore el panorama cambiario.

Y la perspectiva de que este gap no baje lo suficiente en los próximos meses no hace más que complicar el panorama para el Ejecutivo.

Esto implica para el Gobierno un gravísimo problema, ya que necesita imperiosamente de divisas para hacer frente a compromisos de deuda y para financiar importaciones consideradas escenciales, especialmente en momentos en que se aspira a que la economía crezca alrededor de un 4% a lo largo del año.

En ese sentido, ya de movida, por cada punto extra que se expanda el PBI, se deberán destinar u$s1.000 millones más a la compra de energía en el exterior. Así, se alimenta un círculo vicioso por el cual, cuanto más crezca el país, más importaciones se deberán convalidar y más dólares se le terminarán "fugando" bajo este concepto.

Es así como la soja representa para el Ejecutivo prácticamente la única "canilla" de dólares que le permite hacer frente a estos compromisos, especialmente en un contexto en el que se espera que la inversión externa directa, es decir, la plata fresca que llega del exterior para proyectos productivos concretos, sea la mitad de 2012.

Sin embargo, tal como se explicó anteriormente, la firme posibilidad de que la brecha cambiaria se mantenga por encima del 50% está minando todas las expectativas positivas y es lo que impulsa a los productores a sentarse sobre la cosecha.

¿A qué se debe esto? A un cálculo muy simple pero que explica a las claras por qué ningún sojero va a querer salir "apurado" al mercado: según detalló a iProfesional.com Gustavo López, director de la consultora Agritrend y uno de los "gurúes" más escuchados, el Banco Central le pesifica la operación a cada uno de los productores que comercializa parte de su cosecha. 

El problema es que se toma la cotización oficial, a la que luego hay que descontarle las retenciones. Según el experto, "esto genera que el tipo de cambio real que recibe cada productor no sea de $5, sino de $3,25 por cada dólar liquidado".

Así las cosas, López recalcó que todo está dado para que el productor se refugie en la soja, dado que no hay opciones atractivas para canalizar los ingresos, ni siquiera el "blue". En este sentido, el experto subrayó que "en el campo, la mayoría ya se equipó en los últimos años, muchos cambiaron la camioneta o compraron nuevas cosechadoras".

Si a esto se suma que no hay alternativas de inversión interesantes, y que para poder comprar dólares en el blue a los $3,25 que reciben por dólar liquidado tienen que poner casi $5 extra, "todo esto explica por qué la mejor opción para muchos es sentarse sobre la cosecha".

El experto agregó otro dato contundente: "Por más que el tipo de cambio oficial llegue a $6, la ecuación va a seguir siendo poco conveniente para el productor, porque va a estar recibiendo apenas $3,90 por cada dólar, mientras que el paralelo podría alcanzar un valor de $9. De modo que es de esperar que siga prefiriendo no liquidar su producción". 

En diálogo con iProfesional.com, Ernesto Ambrosetti, economista jefe de la Sociedad Rural Argentina (SRA), confirmó que "las expectativas juegan totalmente en contra en esta campaña. Todos los ruralistas van a ser muy cautos a la hora de desprenderse del único ´activo verde´ que tienen".

"Cuando Moreno habla de un tipo de cambio de $6 para fin de año, lo que todos presuponen es que la brecha con el blue se va a mantener y que éste se va a ir hacia los $9. Por eso, no hay perspectivas de que haya un escenario que aliente a que los productores salgan a vender su cosecha de forma anticipada. Por el contrario, aguantarán lo que más puedan", acotó Ambrosetti.


La batalla por los granos escondidos

Así las cosas, el Gobierno enfrenta un duro panorama en materia de disponibilidad de divisas. 

De hecho, ya está atravesando un verano mucho más complicado de lo imaginado, con un nivel de liquidación por exportaciones bastante pobre, que alcanzó los u$s1.350 millones en lo que va del año, un 25% más bajo que en el mismo lapso de 2012.

Frente a este panorama inquietante para el Ejecutivo, un operador del mercado de granos muy escuchado por el sector y que pidió estricto off the record, habló directamente de una futura "batalla campal" por la soja de la nueva campaña ya que los productores la irán guardando en sus campos.

"El Gobierno necesita dólares y los sojeros sólo piensan en retener. ¿Cómo puede terminar esto? Obviamente en una fuerte presión oficial hacia el sector rural", disparó.

El experto recalcó que "con las normativas actuales, en la práctica no es posible obligar a alguien a vender lo que es suyo. Por eso, lo que se puede esperar es que avancen con las típicas presiones de fiscalización para detectar soja en negro o, incluso, haciendo correr el rumor de que subirán aun más las retenciones, como para que algún productor se asuste y salga a vender antes de que lo castiguen con un alza del tributo".

Desde la SRA tampoco descartaron la posibilidad de que existan maniobras oficiales que impulsen a los productores a desprenderse de la cosecha: "El Gobierno puede subir los derechos de exportación o amenazar con medidas de todo tipo. Pero de ahí a obligar a que el sector rural liquide lo que tiene en su haber es otro tema".

Sin embargo, lo que más preocupa al campo es que, conforme crece la perspectiva de falta de divisas estadounidenses, está volviendo a cobrar fuerza la posibilidad de que el Ejecutivo reflote el polémico proyecto de reinstaurar una Junta Nacional de Granos, cuya función, justamente, es la de regular y fiscalizar, de punta a punta, todo la cadena de agronegocios.

Esto implicaría una nueva avanzada intervencionista, tal como viene sucediendo en otras áreas, y podría desatar una nueva "guerra" entre campo y Gobierno, como sucedió en 2008, en pleno conflicto por las retenciones.

Por ahora se trata de rumores. Pero los hombres de campo ya tienen experiencia y saben cómo lo que en principio es un simple comentario de pasillo, puede transformarse en una causa nacional para alimentar la épica kirchnerista. 


Una plaza "seca" de divisas, el eje del conflicto

En este contexto, desde Agritrend dieron a conocer un dato revelador que confirma cuál es el comportamiento del sector rural que condicionará al Gobierno respecto a la disponibilidad de billetes verdes en un año clave:

Hasta el 1° de febrero, los productores se habían desprendido de apenas 6 millones de toneladas de soja de la nueva campaña. Es decir, porotos que fueron cultivados pero todavía no fueron cosechados. Considerando que la campaña ascenderá a unos 53 millones de toneladas, el volumen que ingresó al circuito comercial es de apenas 11% del total.

¿Cómo era la situación el año pasado? El cuadro era muy diferente: hasta el 1° de febrero de 2012, los ruralistas se habían desprendido de 11 millones de toneladas, es decir, un 83% más que este año. No sólo eso, como la producción de ese entonces orillaba los 40 millones de toneladas, el volumen de soja que pasó al circuito comercial equivalía al 27,5% del total, una proporción importante frente al 12% actual.

A esto se suma un punto no menor: según López, en los silobolsas hay guardadas "bajo siete llaves" unas 3 millones de toneladas del "yuyito" de la anterior cosecha, lo que a precios internacionales actuales arroja unos u$s1.500 millones en poder del campo y que tanto obsesionan al Gobierno.

"La soja siempre fue vista como un resguardo ante cualquier temporal. Y la realidad es que el hombre de campo sabe que tiene un activo valuado en dólares y que, si continúan recuperándose los precios, se va a seguir capitalizando mientras la retenga", completó el experto.


¿Cuánto tiempo se puede "esconder" el "yuyito"?

En este contexto, tres aspectos clave que rigen al negocio de la soja, se están convirtiendo en el gran dolor de cabeza para la administración kirchnerista, ya que demuestran por qué el campo tiene mucha cintura para "amarrocar" la cosecha y no liquidarla:

1- La capacidad de acopio por parte del campo: 

En este sentido, desde la SRA, Ambrosetti destacó el hecho de que "sentarse" sobre el "yuyito" no es nada complicado: "En silobolsas en buen estado, hoy en día la cosecha puede aguantar dos y hasta incluso tres años. Es decir que el productor tiene mucho margen de maniobra en materia de almacenamiento".

2- La espalda financiera con la que cuenta el sector rural:

Cuando se suele hablar de retener la campaña sojera tranqueras adentro, se suele hacer una salvedad: se puede prescindir de comercializar en la medida en que los productores no necesiten cash, es decir, en función de las urgencias financieras de los ruralistas.

En este sentido, un dato clave es que el negocio del "yuyito" en la Argentina está muy concentrado en pocos y grandes jugadores, lo que es, evidentemente, una mala noticia para el Ejecutivo.

Sucede que en el país existen unos 73.500 ruralistas que cultivan soja. De ese total, cerca del 50% (35.000) son pequeños productores que levantan menos de 150 toneladas. Es decir que apenas son responsables de generar el 7% del volumen total nacional.

Como contrapartida, apenas 4.500 productores, es decir, el 6% de los cosechadores, son "dueños" de más de la mitad del "yuyito" de la Argentina, tal como se observa en la siguiente infografía: 


Esto muestra a las claras el alto nivel de concentración en los players más fuertes, una variable que claramente no le conviene al Gobierno, dado que cuanto más grande es el productor, más espalda financiera posee para "amarrocar" la mercadería. 

3- La utilización de la soja como moneda de cambio, sin necesidad de pasar por billetes físicos:

En esta Argentina, donde reina la incertidumbre cambiaria, el trueque se ha convertido en la modalidad más difundida.

¿Cómo funciona el sistema? Muy simple: el productor, cuando requiere de fertilizantes y agroquímicos, en vez de vender granos y hacerse de pesos, ahora suele optar por pagar "en especias", es decir, con parte de su cosecha.

Esto se potenció dado que los insumos, mayormente importados, se cotizan a dólar "celeste", es decir, no al valor oficial. Esto implica que a los hombres de campo les conviene, más que nunca, optar por el trueque, dado que si eligiesen liquidar su cosecha para tener cash y comprar dichos insumos, recibirían apenas $3,25 por billete verde. 
A su vez, los proveedores no son justamente "pequeños tenderos". Por el contrario, en general se trata de cadenas de comercialización de gran tamaño que también suelen contar con espaldas para aguantar la cosecha cedida por el productor el tiempo que sea necesario.

De este modo, mientras se imponga la modalidad del trueque, menos granos se convertirán en dólares y menos disponibilidad de divisas habrá en la plaza local.
Por el momento hay una tensa calma. El Gobierno permanece a la espera de una "lluvia" de dólares. Sin embargo, gran parte de los productores están decididos a sentarse sobre su cosecha especulando con un mejor precio y un tipo de cambio más conveniente.

Lo que queda claro es que, en esta "guerra fría" que amenaza con convertirse en una nueva "125", el árbitro es el dólar blue. Sobre él recaen todas las expectativas y de él pasó a depender que en la Argentina haya una fuerte "tormenta verde" o apenas un modesto chaparrón que complique el plan oficial de crecer al 4 por ciento.

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